Si el sábado 8 de octubre era la final de Concejos, el domingo fueron las finales de las individuales de 1ª senior y de infantil, después de varias partidas de gran nivel desarrolladas a lo largo de la semana en la bolera de Lugones. Más que las crónicas de las partidas, que ya estarán recogidas por los cronistas deportivos, quiero mostrar aquí algunas imágenes de estos y otros acontecimientos más lúdicos pero no menos interesantes, relacionados con los bolos.

El cuadro final, con Pruneda en lo más alto flanqueado por Bernardo (2º) e Ibaseta (3º, con Andoni, que no acudió). Agachados, los campeones infantiles
Raquel, de Tino el Panaderu, y Javi (Villa de Noreña) en lo más alto del podio tras una disputada final que ganó brillantemente Raquel.

¿Quién dice que no tienen futuro los bolos femeninos? Sólo con ver tirar a Raquel se ve que la cosa promete.
Luego vendría la final de seniors. Javier tira las bolas de entrenamiento ante la mirada de Bernardo.

Esta imagen es ya del final de la partida, seguida por mucho público. Iban 11-13, Javier había puesto 61 bolos y Bernardo después de pasar la primera bola de 3, renunció a seguir tirando, rindiéndose ante un Pruneda que le superó en los momentos claves. Entre los dos, el inefable Ladio tomando notas en su libreta.
Pruneda tirando para la mano. Ayer le iba.

Los tres campeones en el podio, recibiendo la felicitación del Presidente de la FAB, ante la atenta mirada del conductor del acto, Octavio.

En ese mismo escenario, los componentes del equipo de Laviana habían recibido el día anterior el trofeo ganador del Campeonato de Concejos, frente a los de Siero (14-7). Lo recibió David de manos del alcalde de Siero. Por el 3º y 4º puestos Oviedo se había impuesto a Noreña por 8-5.
Más o menos a esa hora, en la bolera del Ateneo de Villaviciosa celebraba el Horru su fiesta social. Y es que hay que cuidar la competición, pero sin olvidar la parte lúdica.

La paella se hacía esperar. Había casi tanta expectación como para la final de Lugones. Y es que eran las 3, había mucha fame.
Al final llegó la paella, el corderu y el arroz con leche. La espera mereció la pena. ¡Nunca se había cuatreado tanto tanto en esa bolera!